El fin de semana venía repleto de conciertos. Desde el viernes 12 de noviembre todas las salas de conciertos madrileñas eran un auténtico hervidero de rock, pop, reggae y cualquier otro estilo que te imagines. Parece ser que los promotores de conciertos y los grupos, se habíann puesto de acuerdo en condensar en un mes todos los conciertos del año.
Uno de los más esperados, era el de los neoyorquinos Interpol, que pasaban por España de nuevo tras las visitas en septiembre como teloneros de U2 y en octubre en Compostela y Barakaldo.
Su cuarto y homónimo álbum puede que no sea un soplo de aire fresco en su discografía, siguen manteniendo su sonido tan peculiar y oscuro, al más estilo post punk de Joy Division o The Chamaleons. Está claro que la banda ha conseguido su característico sonido en estos cuatro álbumes de estudio y no es necesario que demuestren nada a nadie.
El Palacio de Vistalegre no se llenó al completo pero el ambiente fue excepcional. Media hora antes del comienzo de los neoyorquinos, el público hacía largas colas para poder acceder al recinto.
Pasadas las 21.30 de la noche, las luces se apagaron y el estruendo del público ensordeció el recinto. Paul Banks (voz y guitarra), Daniel Kessler (guitarra y coros), Sam Fogarino (batería y percusiones), David Pajo (bajo) y Brandon Curtis (teclados), aparecieron sobre el escenario para dar comienzo a una actuación que estuvo repleta de hits.
Comenzaron con “Success”, que también abre su nuevo álbum, tras el saludo de Paul Banks en un español casi sin acento. El público no paró de cantar y dar palmas desde el inicio del concierto.
El escenario era austero pero efectivo, las luces y la niebla nos introdujeron en su mundo de oscuridad.
El setlist siguió con “Say Hello To Angels” (de Turn Up The Bright Lights), “Narc” y "Length of Love" (de Antics).
El público se entregó totalmente al grupo tema tras tema. Todo el mundo coreaba los estribillos a la perfección, mientras el grupo se emocionaba con lo que pasaba ante sus ojos. Por lo menos esto salvó el concierto, ya que si hubiera que puntuarlo por el sonido, se llevaría un suspenso en toda regla. Es sabido que el Palacio de Vistalegre no está concebido especialmente para conciertos, y así lo constatamos todos los allí presentes. La voz de Paul Banks era ininteligible en muchas de las canciones y los instrumentos se lo comían. Pero a pesar de todo esto, las ganas que el público tenía por ver a la banda y el buen ambiente, se unieron para darnos un concierto muy completo.
Siguió el concierto con temas como “Summer Well”, “C'mere”, “Slow Hands”, “Lights”, “Barricade” y así llegamos a los hits de la banda que hicieron botar a todo el público. Entre estos cayeron “PDA” o “Not Even Jail”. Tras estos temas el grupo se despidió para volver a los pocos minutos tras los aplausos y vítores del público
La noche no podía terminar sin escuchar “The Lighthouse”, “Evil” (imprescindible) y “The Heinrich Maneuver” (pegadiza y bailable). Final apoteósico y que para muchos fue corto.
Si el sonido hubiera acompañado a la banda, habría lucido más el espectáculo, pero gracias a la selección de temas y en especial al público, la noche fue un auténtico éxito.
Aprovechando las fechas sueltas que les deja su gira mundial abriendo para U2, Interpol, con un montaje menos ambicioso, rellenaron calendario con un concierto en Granada antes de la cita sevillana con los irlandeses. Prevista en principio para el miércoles 29, la organización decidió no jugársela plantándole cara a una huelga general y posponer un día la cita, de manera que será hoy jueves día 30 cuando finalmente se esté celebrando. Aunque el papel se agotó con bastante antelación, para su actuación granadina parece que al final el paro generalizado vino a aliarse con el promotor.
Manchester, capital Manhattan
Interpol – martes 28 de septiembre 2010 / Sala Industrial Copera Granada
Por Enrique Novi / IndyRock
No había más que darse una vuelta por la ciudad para comprobar como la juventud, que no desaprovecha la mínima oportunidad y no necesita demasiadas excusas para darse al hedonismo, había tomado la calle como si se tratase de la víspera de un festivo. Así pues, una sala llena aunque sin aglomeraciones, recibió a los pulcros neoyorquinos a las 10 y media en punto, como estaba anunciado, y sin que ningún telonero hubiese calentado el ambiente. En su lugar el propio grupo había seleccionado una recopilación de temas que sonaron mientras se iba llenando el recinto.
Para el que suscribe es un misterio la fascinación que un grupo de educados y acomodados niños bien, estudiantes de la Universidad de Nueva York, la famosa NYU, sienten por la oscura y turbadora escena del Manchester anterior a la época de las pastillas y las raves clandestinas. Aquella ciudad gris, huérfana de oportunidades para los jóvenes en la que germinó parte de la música más atormentada y opresiva de la historia del pop. La ciudad que proporcionó la materia prima de sus tendencias suicidas a Ian Curtis y sus Joy Division. De espaldas a la ingente cantidad de referentes diversos que la gran manzana ha proporcionado en los últimos decenios, Interpol miró en su día hacia el otro lado del Atlántico para encabezar esa corriente revivalista del post-punk británico que tantos grupos ha generado en Nueva York. Y si bien es cierto que ninguno de sus discos, incluido el reciente Interpol, que acaba de aterrizar este mismo mes de septiembre en las cubetas de las tiendas de discos (en el supuesto de que esta práctica haya sobrevivido al nuevo siglo) ha logrado el impacto de su debut, la banda mantiene su línea decentemente y suena potente y compacta. Su personalidad se ha acentuado a fuerza de estrechar el objetivo. Algunas de sus antiguas canciones siguen recordando la influencia de Pixies, The Chameleons o The Smiths, mientras que las más actuales suenan indudablemente a Interpol.
La voz de barítono de Paul Banks sorprendió a todos con su correcto y bien modulado castellano (que se note el gasto paterno en colegios de pago), y la presencia de David Pajo, sustituto al bajo del Carlos Dengler tras su deserción, a los pocos que hemos amado sus aventuras musicales desde que lo conocimos. Bien compenetrados, todos dieron un buen concierto en el que se intuye una vuelta a lo básico de sus inicios. Y la primera pista de este retorno ya la ofrecieron con la publicación de su último disco. Tras pasar por una multinacional, es Matador, con quien editaron sus mejores canciones, el sello que los vuelve a acoger. Esperemos que sea una señal.
Interpol "Our Love to Admire" (2007)Para un servidor, incluso Radiohead con OK Computer o Kid A perdieron la oportunidad de hacer un disco "perfecto" y por "perfecto" entiendo un disco en el que cada maldita canción te haga pedazos el corazón. Los mejores discos que he escuchado, entre los que incluyo los mencionados, no pasan del 50% de canciones de ese tipo.
por Juan Gallardo -Indyrock
Interpol, con su último álbum, Our Love to Admire (2007) entra en la lista de los que lo han intentado. Pioneer to the Falls, además de ser la mejor canción de Interpol hasta la fecha, es una de las mejores canciones de lo poquito que va de siglo. Hasta el punto de que Paul Banks no puede aguantar la pose que se ha creado de cantar sin emoción aparente. Hay un fugaz momento en la sección a capela en el que, por vez primera, se le quiebra la voz abrumado por la oleada de emociones que le deben atravesar las entrañas. Teclados que evocan vientos gélidos del este. Pioneer to the Falls es demasiado buena y hace sombra a todo lo que viene después, que no está nada mal.
Esa es la tónica general del disco: canciones excelentes como Scale o Mammoth, más mediocres como Rest my Chemistry y algunas perdidas entre la belleza e intentos demasiado desesperados por buscar un nuevo sonido como es el caso de la inspiradísima Lighthouse, todas caracterizadas por esos pequeños momentos sublimes que debían ser más abundantes. Lo mejor de todo: todas crecen y crecen tras varias escuchas.
Interpol están intentando cambiar, se encuentran en el mismo callejón de difícil salida que han afrontado muchas bandas antes de ellos. A su favor tienen que sus influencias no son tan evidentes como las de otras bandas de grandes aspiraciones como Muse o Coldplay. Su próximo disco es una enorme interrogante que puede acabar con ellos o subirlos a la categoría de grandes de la historia del rock.
09 de Noviembre 2002 Sala Bikini, Barcelona
Produce: Iguapop
Texto y fotos: Marcerock - IndyRock
Los cuatro de New york denominados Interpol se mueven bajo las leyes musicales de la gran manzana con influencias oscuras y depresivas de bandas como Joy Division o The Fall .Huele a Post-punk mezclado con New wave. La cita fijada a las 22:00 hrs. para descubrirles es el recinto de la calle Deu y Mata, nos referimos a la sala Bikini. Paul Banks, guitarrista y vocalista con una estética inglesa nos presenta "Turn on the Bright Lights" junto a sus secuaces Daniel Kessler, Carlos Dengler y Sam Fogarino.
Los habituales de noches indies se encontraban allí dispuestos a saborear la nueva sensación de New York. Las luces débiles retrataban las siluetas de los Interpol más un tecladista invitado para dar más atmósfera a la intro que da inicio al show. Le sigue una envolvente canción llamada "Stella was a diver and she was" que hace las delicias de los amantes de los trajes negros y melodías oscuras. "Roland" nos recrea las furiosas composiciones punk de unos Joy Division. "Specialist" y "Angels" son las que devuelven la quietud a Paul Banks quien da gala de su perfecto castellano y que la audiencia le celebra.
"Hands away", con unas guitarras cargadas de efectos le crean personalidad propia a un estático vocalista de ojos entreabiertos acompañado de un carismático bajista.
"NYC" y "PDA", nos devuelven esa actitud post punk sin arrebatos pero efectivo. Las canciones en directo ganan en intensidad, lo que les supone un punto a su favor.
Con "Left Erikson" y "Obstacle 1" se acerca el final de la exclusiva presentación de su álbum debut. P. Banks se despide de la entusiasta audiencia que les pide un bis que no tarda en llegar al cabo de unos minutos con la banda nuevamente en el escenario regalándonos su denso sonido y desgarradas interpretaciones como "The new" y "Ob2" A estas alturas ya el show gana en intensidad. Y nos demuestra la actividad de nuevas tendencias y movimientos en la cosmopolita New York, una ciudad que no hay perder de vista. Suponíamos que éste era el final de su presentación, pero Interpol sale por una más con "Seven" que alargaron lo que más pudieron para dejar a todos conforme de haber presenciado una de las revelaciones del rock de New York..
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