GRUPOS
EN INDYROCK * Archivo histórico
MUS
Martes 13 de marzo de 2007 Sala Boite.Madrid
por Rafa Carazo - IndyRock
Fotos Paco Elbé
Vivimos profundamente alienados. La sociedad capitalista
occidental ha conseguido atrofiar nuestros sentidos,
desquiciarlos y minimizarlos. No percibimos la realidad con la
intensidad adecuada y no nos concentramos en el presente sino en
el punto de destino.
El auténtico y genuino ciudadano occidental cuando sale de casa
por la mañana temprano dirección al trabajo sólo piensa en el
enclave del edificio que le absorverá y no disfruta de todos y
cada uno de sus pasos, no saborea lo que le rodea, lo que le
empapa. Sin embargo ocasionalmente surgen activistas dispuestos
a transgredir los valores occidentales, dispuestos a pararse en
un punto intermedio (no en el de destino) mirar alrededor y
relatar la realidad. En ese bando se sitúa la banda asturiana
Mus formada por Mónica Vacas y Fran Gayo que llevan diez años
rechazando la música de ficción y abrazando la música documental
(esa que hunde sus raíces en la realidad, en la realidad
asturiana).
Pues bien, ayer martes 13 de marzo de 2007 en la sala Boite, Mus
dio su primer concierto en Madrid (no es un grupo que se
prodigue mucho en directo) para la prensa y para los oyentes del
programa de Radio 3 "Siglo 21"; ¿el motivo? Presentar su nuevo
disco "La Vida" el cuarto de su carrera y el primero para el
sello sevillano Green Ufos tras abandonar Acuarela.
Un concierto sobrio y soberbio que dio tantos giros a lo largo
de sus fotográficos paisajes que incluso podías llegar a dudar
de su sobriedad y de su soberbia (quizás porque este último
apelativo es poco habitual en el indie español en el que, muy a
su pesar, también se encuadra Mus).
Del concierto pueden obtenerse cinco conclusiones a un mes vista
de que el nuevo álbum vea la luz:
1) se observa que el sonido del grupo no se centra
exclusivamente en los pianos alicaídos y las guitarras serenas
en clave folk de sus dos últimos trabajos sino que ese folk
también visita el pop, el ambient e incluso el post rock más
paisajista lo que en parte supone una vuelta a "Fai" (Acuarela
1999) su primer lp. Dos claros ejemplos: "Una sábana al viento"
cantada a dúo con Pablo Errea (Edwin Moses) no tendría cabida en
"El naval" (Acuarela 2002) ni en "Divina Lluz" (Acuarela 2004) y
el tema "La vida" trajo a la memoria a los madrileños Migala;
2) quedó patente que la desnudez de Mus se hace incluso más
palpable cuando se viste, cuando se arropa. Mónica y Fran no
salieron solos al escenario sino acompañados por cuatro músicos
que fueron capaces de dar calidez ("Una ventana con lluz") y
electricidad ("Perdieron la tierra") allí cuando era necesaria;
3) se notaba que el grupo se sentía como en casa con la certitud
de que en la sala sólo había amigos, prensa (amigos también) y
oyentes de siglo 21 (amigables ya que no se habían rascado el
bolsillo);
4) Mus sigue caracterizándose por dar cuerpo y forma al realismo
social alejándose de la demagogia en sus composiciones y cayendo
en ella en sus declaraciones. Dedicaron "Al oeste de la
divisoria" a Cándido Gómez Carnero y a Juan Martínez Moral dos
sindicalistas implicados en la lucha contra el cierre de los
astilleros y dirigentes de la Corriente Sindical de Izquierdas
(CSI) condenados el pasado mes de febrero a tres años de prisión
por destruir una cámara de tráfico del Ayuntamiento, uno de los
hechos que inspiraron la película Los lunes al sol de Fernando
León de Aranoa; y "La vuelta" (una canción sobre el amargo sabor
de la doble derrota al tener que regresar a una tierra de la que
una vez marchaste) "a todos aquellos asturianos que se vieron
obligados a emigrar para trabajar en Madrid", lo que
evidentemente para ellos no fue un hecho natural y presente a lo
largo de toda la historia sino un auténtico drama.
y 5) Asturias, una Comunidad Autónoma orgullosa de sus
particularismos, de su realidad nacional pero sin afán
exclusivista, sin aislarse y sin recelo a la hora de dar y
recibir vientos de las otras Españas. Resulta que sí hay
diferencia entre nación política y nación cultural. Y por
supuesto existe una escena musical más que enraizada en la
tradición asturiana con Diariu, Nacho y Xabel Vegas y Mus al
frente. Y atentos porque se está cociendo un disco sobre el
cancionero asturiano.
Pero también del concierto surgieron dudas y dilemas: Duda, la
voz de Mónica, varada en el océano instrumental ¿voluntariamente
porque la voz tiene la función de séptima cuerda o
involuntariamente porque el grupo padece en directo de la misma
patología de tantos otros grupos nacionales incapaces de
encontrar voces que lideren las canciones?. Sólo su
interpretación de "La d´amor" junto a Nacho Vegas (otro invitado
de lujo) mostró a la quebradiza Mónica firme y segura, echándose
la canción a su espalda y bordando una interpretación
sobresaliente. Lo mejor del concierto junto a "Cantares de
ciegu".
Dilema, uno sigue imaginándose a Fran y a Mónica en grupos
distintos.
Concierto magnífico. Una maravilla que un concierto dé para
tanto. El grupo cumplió su misión: regaló un concierto más que
disfrutable. El público, por su parte, también: hizo más que
disfrutar ya que cuestionó y se produjo la desalienación (un
verdadero proceso de transformación de la conciencia)
Los discos de Mus no buscan el aplauso fácil sino que son
ejercicios de honestidad emocional y expresión política. Sus
conciertos igual.
MUS `Divina
Lluz´ Acuarela discos
por
Fernando Navarro- IndyRock
Menudo disco. La obra, probablemente, más sobrecogedora que
hemos escuchado en lo que va de año (al menos en lo que a discos
editados en nuestro país) y que, no les quepa duda, vamos a
escuchar. Se proponen en `Divina Lluz´ Mus (Mónica y Fran)
encoger el corazón del oyente con un disco que versa sobre la
ausencia, sobre las formas de la ausencia: la muerte, el pecado,
la oscuridad, el frío, el miedo, el dolor y, en último termino,
la nada más absoluta. Obra apegada a la tierra, protagonizada
por trabajadores y agricultores, por familias enteras vapuleadas
por el paso del tiempo y por la (mala) suerte, por seres
solitarios que van apagándose, situada en infinitas llanuras y
campos desérticos, en páramos, en la vieja tierra yerma y
abandonada, `Divina Lluz´ no deja espacio a la reflexión o
a la tristeza, apenas hay aire limpio que respirar en sus diez
canciones de abandono (es difícil escoger entre alguno los
poemas de dolor y muerte de esta obra maestra; siendo injusto
nombraré el desolador retorno a la realidad, tras un breve
viaje, de `La Vuelta´, la inquietante presencia de la madre
callada de `Divina Lluz´, la crudísima sombra de la muerte en
`Con un calendariu na mano´, quizá la más espeluznante canción
que se haya grabado nunca en nuestro país o el recitado de José
Luis García Rúa en `Adiós´). En `Divina Lluz´ la
austeridad instrumental de `El Naval´ (el anterior disco de los
asturianos) deja paso a la solemnidad de unos arreglos
perfectos, justos, que dan la sensación de un frío imposible, de
un mundo abandonado, a la deriva, entre esquirlas del pasado y
nuevas heridas; entre la primera luz del amanecer, incierto, y
la luz final, última, divina del atardecer, cuando, antes de
sumirse en tinieblas, el mundo se detiene completamente y nos da
un brevísimo respiro. Luego todo vuelve a andar, vuelve a
comenzar el viaje.
MUS `EL NAVAL´
ACUARELA DISCOS
por
Fernando Navarro - IndyRock
Acontece
en `El Naval´, apenas descubierto su contenido, a unos ocho
minutos de grabación, un momento cuya belleza y misterio, cuya
apacible inquietud (me refiero al hermoso instrumental
`Sacramento´, paraje cercano al universo fílmico de Atom Egoyan)
transmite tal sensación de ruptura, de inmersión casi física,
que a partir de ahí (antes incluso) la escucha del álbum se
transforma en un espejo donde quedará reflejada la agonía,
necesaria, expurgadora, de una persona ante el mundo. Así, entre
abruptos jirones temáticos (que sirven de lívido mosaico de una
sociedad apagada y fría) y pasiones reprimidas, Mus abordan, con
un ascetismo instrumental que llega por momentos al minimalismo,
una obra madura, abiertamente abstracta, en la que el dúo
asturiano elimina cualquier pose generacional (si es que alguna
vez la tuvieron, que dudo mucho) para alumbrar un discurso
propio, hermanado con algunas bandas de Acuarela (todas unidas
por la búsqueda de lo inefable) y con una tendencia a los
tiempos medios, invernales, emocionalmente impensables.
Canciones introspectivas, incluso cerebrales (la emoción de
`Embalses y Ríos; la descripción obsesiva de `Casi enzin zarrar
los güeyos´, la estricta austeridad de `Quien bien te quier´)
que culminan, con `Rencor´ (conmovedora miniatura, gloriosa y
perfecta, apenas dos minutos más cerca del mundo de las hadas
que de éste, mundano y horrible) y `Encofraos´ (el hipnótico
susurro que sirve de nana y despedida) en una calma impensable,
casi incorpórea que sirve de bálsamo, de remedio, pero también
de terrible, incurable enfermedad.
Podéis ver el clip de la canción "Al Debalu" de MUS
"Las próximas
cosechas" de Fran Gayo
El primer disco en solitario del ex-Mus Fran Gayo se
titulará "Las próximas cosechas" y estará a la venta a partir
del 28 de septiembre.
Fran Gayo, la mitad de lo que un día fue Mus, ha encontrado una
vía nueva para sus canciones: una con una voz y un nombre
propios, los suyos, y un idioma distinto (al asturiano que solía
emplear en sus letras), el castellano. Si la discografía de su
antiguo proyecto acabó describiendo una travesía hacia la luz,
Las próximas cosechas es el punto de partida de una forma de
expresión llena de claridad, candor y una intimidad renovada. La
historia de una segunda oportunidad con la que Fran ha aprendido
a mirarse dentro para reconocer al cantante que tenía escondido,
al dueño de una voz desconocida que ahora alumbra todo lo que
escribe.
Asomado a una forma distinta de descubrir su música, Fran Gayo
ha dado con la necesidad y la valentía de cantar las canciones
que escribe. Lo ha hecho cambiando el asturiano -un idioma que
reivindicó y del que echó mano durante diez años en cada disco
de Mus- por el castellano y girando la temática social que lo
invadía casi todo en aquel proyecto hacia un plano más íntimo,
ligado a lo cotidiano, a lo doméstico, al presente, y bajo otro
estado de ánimo. Una cercanía reflejada en un disco, Las
próximas cosechas, grabado en casa junto a Eduardo García
Salueña (de Edwin Moses, al piano y los teclados), Eras Sánchez
(miembro de las Uvas de la Ira de Xabel Vegas, a la guitarra) y
Manuel Scattini (al bajo).
Encontrar un modo de cantar requiere un proceso casi de
autoconocimiento, al principio es tan jodido como mirarse en un
espejo durante diez minutos observando con detenimiento todos y
cada uno de tus rasgos. Es una situación medio embarazosa y
acabas ni reconociéndote a ti mismo”. Fran explica que exploró
su voz hasta encontrarla. “En ese sentido, fue clave un consejo
que me dio un amigo. Me recomendó que empezase a pensar como un
cantante y no como un músico. Eso me dio una visión
absolutamente diferente de cómo era el disco y de cómo lo tenía
que ir construyendo”.
Así, estas canciones dejan espacio a la voz de Fran, le dan
amplitud y la iluminan con una instrumentación suave y limpia.
Pasan de la fragilidad –‘En 20 minutos me voy’- a la tensión y
la fuerza –‘El invierno será bueno (o no será)-, de la luz de la
tarde –‘En la siesta clara’- a un mundo oculto –‘En las copas de
los árboles’- en apenas un salto. Son un testimonio crudo, hecho
de una ternura imposible de fingir, puesto en los labios de
alguien que canta en primera persona porque no sabría hacerlo en
ninguna otra. Las próximas cosechas es más que un cambio de
registro; un disco que llama al oyente de sus primeros acordes,
lo arrulla y balancea, con la atención puesta en la melodía y la
voz.
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