ADAM GREEN
4 Mayo 2008 RAZZMATAZZ 2 Barcelona
Crónica
Luis Rodrigo Alvarez - IndyRock
Digámoslo de entrada: Adam Green es difícil de aguantar. No solo
por llevar hasta el límite de lo soportable su personaje torpón,
si no también por ser un compositor extremadamente talentoso y
singular.
El concierto que este chico ofreció en la sala Razzmatazz de
Barcelona el pasado 4 de Mayo vino a ser una ostentación de esta
doble faceta. Por un lado, el crooner post-moderno capaz de dar
un recital de pop sin fecha de caducidad y, por otro lado, el
eterno adolescente zafio, que se dio con fruición al humor
absurdo y alargó as pausas entre canción y canción siempre un
pelín más de lo necesario.
En su primera faceta, la de músico, la que nos interesa en
relidad, Adam Green sonó menos apabullante de lo que el vistoso
coro de voces negras pudiese hacer pensar en un primer momento.
En algunos temas, esos coros quedaron bien empastados y dieron
cuerpo a canciones como "Morning after midnight" el divertido
single de su nuevo e irregular disco "Sixes & Sevens" o
"Hollywood Bowl", de su anterior trabajo. Pero sin duda, los
momentos álgidos del concierto llegaron con los temas antiguos
que, al parecer, siguen siendo los favoritos de la audiencia:
"Carolina", la infalible "Emily" o "Jessica Simpson" (sí. todo
son nombres de chicas), que sonó en el segundo bis, hicieron que
la audiencia bailase con mucha más pasión. El resto del
concierto no pasó de aceptable, incluyendo las partes acústicas
en solitario de Adam Green.
Un concierto atípico, con bastantes altibajos pero
disfrutable en su singularidad que me deja con la pregunta de
siempre: ¿por qué demonios no se decide Adam Green a tomarse un
poco más en serio?

A la "carta" con Adam Green
Fiesta de presentación Wintercase 2005
Viernes 14 octubre 2005- Madrid - Arena
Texto y fotos Javier Alonso y Marina Sanz
El IV Festival Itinerante Wintercase/San Miguel 2005 daba su
pistoletazo de salida con la gira presentación a cargo de Adam
Green, que participó el año pasado en el festival. Y junto a él,
la
Jeffrey Lewis Band, ambos representantes del
anti-folk neoyorquino.

La presentación en la sala Arena de Madrid -con un buen aforo de
entrada- dio comienzo pasadas las nueve de la noche con la
Jeffrey Lewis Band. Esta banda formada por el travieso Jeffrey
Lewis y sus fieles escuderos Jack Lewis -su hermano y bajista- y
Andfers Griffin -batería-, con dos discos oficiales en el
mercado y uno a punto de salir, eran para la gran mayoría de los
asistentes unos completos desconocidos. Jeffrey a parte de
músico es un gran dibujante de comics y nos lo demostró cuando
presentó sus nuevos "video-clips". Con un cuaderno de comics en
mano y pasando las páginas, mientras cantaba sus canciones, dejó
anonadados a los asistentes. Con unas melodías muy
anti-folk y su particular espectáculo, dejó un buen sabor de
boca durante la más de media hora que duró su actuación.
Tras estos, el crooner -cantante melódico- Adam Green -ex Moldy
Peaches- venía a presentar Gemstones. El público le esperaba con
gran impaciencia, sobretodo el sector femenino que se agolpaba
en la primera fila. Cuando apareció sobre el escenario la sala
le aclamó y este con un español bastante bueno, dio las gracias
y comentó que el concierto iba a ser algo tranquilo, ya que
había padecido un resfriado días atrás. Comenzó con "My Shadow",
"Friends of Mine", "Who's your boyfriend" y así hasta 18
canciones, tales como "I Wanna Die", " Over The Sunrise",
"Emily" una de las mas esperadas, "Proud Mary" y "Jessica". Ya
desde el principio comenzó a bailar como ya nos tiene
acostumbrados, con esos saltitos y movimientos "torpes" e hizo
participar al público, subió a dos asistentes femeninas en
"Choke on a cock", para hacer de conejitos junto a él. Tuvo que
volver al escenario en dos ocasiones ya que el público quería
más música de este gran artista. En los bises el concierto fue a
la carta entre los asistentes, preguntando qué canción querían
que cantara. La versión de The Beach Boys, "Kokomo" y "Carolina"
fueron las más tatareadas y aplaudidas.
Puede ser que el resfriado le hubiese debilitado, pero por la
respuesta del público y el gran concierto llevado a cabo por
este niño prodigio de la escena independiente, hay que otorgarle
un sobresaliente.
Wintercase 2004
Summecase 06 Fotos
y crónicas
Adam Green,
"Jacket Full of Danger" Rough Trade Records 2006
por
Luis Rodrigo Alvarez
Adam Green da mucha rabia. Es pretencioso, egocéntrico, y tiene
talento. O quizás es sólo listo y muy meticuloso. Además, es uno
de los artistas más singulares del panorama indie; su lounge-pop
freak le convierte en una auténtica rara avis. Y eso es algo
difícil de decir a estas alturas. Casi casi es un mérito de por
si.
"Jacket full of danger", cuarto álbum ya desde que acabara la
aventura seminal de Moldy Peaches, es un batiburrillo de
cancioncitas (la mayoría rondan los dos minutos) de muy
diferentes dinámicas, aglutinadas por su voz de barítono, su
peculiar ironía y por un sentido bastante elegante del exceso,
si se me permite decir algo así. En este disco, a diferencia de
sus anteriores entregas, se mueve con naturalidad entre las
piezas de crooner marca de la casa como "Pay the toll" o
"Hollywood bowl", el folk reposado de "Voltures" o la nana de
"Cast a shadow" y arrebatos inclasificables como "C-birds" o la
bluesera "White Women". En general, lo que antes eran bocetos o
canciones que parecían estar solo medio compuestas, son ahora
temas más rotundos, alguno muy bueno, casi todos apoyados por
sección de cuerda. excesivo quizás, pero es que el chico es así
¿Y qué decir de las letras? Bueno, ahí es donde está la fórmula:
juntar todo este desfile de piezas lounge y retro-pop con unas
letras bizarras. pero bien bizarras. No está tan desatado como
en sus otros discos (no hay ninguna canción con un título tan
límite como "Choke on a cock"), pero sigue con sus temitas: que
si me gustan las drogas, que si mujeres peludas y calvas, que si
referencias a íconos pop, etc. Siempre me he imaginado su música
como la banda sonora perfecta para una peli de Wes Anderson.
Resumiendo, pondría la mano en el fuego a que, como mínimo, este
disco te hace sonreír. A mi, además, me ha hecho preguntarme
dónde estaría este chico con cara de tonto de la clase si, en
lugar de querer divertirse con lo que hace, se tomase tan en
serio como otros.
BIOGRAFÍA
A finales de los 90 dos gusanos carcomían por dentro la Gran
Manzana de Nueva York. Eran Adam Green y Kimya Dawson, una
pareja de excéntricos genios que en 2001 se autoproclamaron
reyes del anti-folk bajo el nombre de The Moldy Peaches. Con su
homónimo álbum de debut, y mezclando la sinceridad del folk con
el espíritu arrabalero del punk, pronto se convirtieron en los
embajadores más patanes del rock sin reglas disfrazándose para
homenajear a The Frogs y estallando en carcajadas en mitad de
sus canciones.
En otras palabras, dieron sentido a la democrática filosofía del
'Do It Yourself' y pronto empezaron a telonear a grupos como The
Strokes o Tenacious D. The Moldy Peaches irrumpieron como una
gran broma en la absurda historia del rock, y así se confirmaron
con el lanzamiento de "Unreleased cutz and live jamz 1994-2002"
(Rough Trade/Sinnamon Records, 2002), una extensa compilación de
cincuenta y cinco cortes, entre ellos tomas en directo y temas
inéditos, con la que automáticamente se convertían en leyenda
freak.Ambos melocotones han seguido madurando por separado,
siendo especialmente destacable la hasta ahora breve pero
intachable carrera de Adam Green en solitario. La poética
descarnada y primitiva que hasta entonces le había caracterizado
como pieza clave de la vanguardia neoyorkina, encontraba el
'charm' necesario para desdibujar los límites del lo-fi a favor
de un discurso irónico, humorístico, caprichoso y brillante. En
2002 llegaría el iconoclasta "Garfield" (Rough Trade, 2002), la
confirmación de que más allá de la ratonera donde se instalaba
junto a Kimya Dawson, existía un palco de terciopelo raído desde
el que este jovencísimo talento iba a predicar un nuevo
discurso.
Como un crooner extemporáneo al tiempo que le ha tocado vivir,
Adam habla en sus canciones sobre chicas sin piernas, cantantes
de éxito sin amor propio, aventuras con el crack, joysticks
averiados, sexo patético y fast food. Todo cabe en la imaginería
de un cantautor irreverente a la par que elegante que remite a
nombres tan importantes como Leonard Cohen, Jonathan Richman o
Beck.
Con "Friends of mine" (Rough Trade/Sinnamon Records, 2003), Adam
se pasaba a una concepción clásica y matemática del concepto
canción. Los arreglos de cuerda de Jane Scarpantoni (la actual
chelo de Lou Reed, otro de los referentes de Green) y un
preciosismo inusual a la hora de hablar del mundo que le rodea,
convirtieron a su último disco en la sorpresa más agradable de
la pasada temporada. Su última gira por nuestro país junto a
Belle & Sebastian, lo situó como uno de los autores más
queridos por el público indie. Ahora Adam Green vuelve con las
canciones de su inminente nuevo álbum bajo el brazo, para
recordarnos cómo debe enfocarse la imagen de crooner ideal del
siglo XXI.
.
Adam Green es algo así como el niño prodigio de la escena
independiente. A los trece años formó junto a Kimya Dawson uno
de los mejores grupos del underground neoyorquino, The Moldy
Peaches, capaz de abanderar todo un movimiento musical, el
antifolk. A los diecinueve giraba con los Moldy por medio mundo
como telonero de, entre otros, The Strokes. A los veinte
publicaba su primer álbum en solitario y a los veintiuno firmaba
uno de los mejores discos del último lustro "Friends of Mine"
(Rough Trade/ Sinnamon Records, 03). Un álbum que revelaba a
Adam como el más atípico de los crooners. Como un Frank Sinatra
desgarbado y libertario o un Scott Walker irónico y sin
edulcorantes. Un disco con el que Adam consiguió críticas
superlativas y que lo mantuvo de gira por todo el mundo durante
casi dos años. Aprovechando para componer entre concierto y
concierto, testando los temas en directo a medida que los
creaba, Adam Green fue gestando su tercer álbum, "Gemstones"
(Rough Trade/ Sinnamon Records, 04). Un disco que ha grabado con
los mismos músicos que lo acompañan en los directos para
mantenerse lo más fiel posible al espíritu de sus conciertos.
Adam ha evolucionado a lo largo de todos estos años (sería
preocupante si no lo hubiese hecho teniendo en cuenta que empezó
a los trece) pero sigue manteniendo el espíritu de un niño
(prodigio) capaz de reírse de todo empezando por si mismo.
www.adamgreen.info
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