FOTOGALERÍA: CRUILLA 2024. FOTOS: QUIM CABEZA
FESTIVAL CRUILLA
La cita más ecléctica del país, en el Parc del Fòrum de Barcelona
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EDICIÓN 2024
EL CRUILLA, UNA PROPUESTA QUE CRECE, SE REINVENTA Y ARRIESGA CADA AÑO
Cifra récord de 77.000 asistentes
Del 10 al 13 de julio de 2024 Parc del Fòrum de Barcelona
QUIM CABEZA * CRÓNICA Y FOTOS * INDYROCK
Nueva edición del festival más ecléctico del país y cifra récord de asistencia con una
entrada global de 77.000 personas. Así lo confirmó
Jordi Herreruela
-director del festival-, que se mostró agradecido con esta fabulosa cifra repartida entre
los 15.000 que sumaron el primer y segundo día, los 22.000 del viernes y los 25.000 del
sábado. Por tanto, enhorabuena a todos los responsables de un festival que seguimos
reivindicando por su diversidad y las posibilidades estilísticas que presenta año tras año.
El festival arrancó con una jornada dedicada a las músicas urbanas y un cartel con claro
acento argentino con la presencia de
Trueno y el magnetismo de
María
Becerra. Para el segundo día sus programadores decidieron apostar por la música
latina con nombres tan importantes como el de
Chucho Valdés –celebró el 50
aniversario de aquella monumental formación de jazz latino llamada Irakere-, el
Grupo
Niche –también de aniversario; gira conmemorativa por los 40 años transcurridos
de la publicación de aquel “Cali pachanguero”-, la volcánica puertorriqueña
Olga
Tañón y el legendario cantante venezolano
Óscar D'León que
reivindicó que la edad es tan solo un número. Por el camino, el genio irrepetible de
Albert
Pla y la festiva reconstrucción flamenca de los dos tipos que conforman
La
Plazuela.
El jueves nos reservó la presencia de dos bandas británicas como son
The Kooks
y
Kasabian, la canadiense
Avril Lavigne y algunos
interesantes proyectos nacionales como
Amaral, DePedro, Shinova o Rayden.
The Kooks abrieron la jornada a primera hora de la tarde, un horario
incómodo para su desenfadado pop; aun así cumplieron su cometido y despertaron entre sus
seguidores muestras de satisfacción, sobre todo cuando aparecía alguna de las canciones de
aquel imborrable “Inside in/Inside out” de 2006. Quizá, y digo bien,
Avril
Lavigne representaba el plato fuerte del día, una artista que se prodiga poco por
Europa y que disipaba infinidad de interrogantes antes de valorar cómo afrontaría un
proyecto de juventud una mujer de casi cuarenta años vestida como una “teenager” de negro y
rosa. Lo cierto es que es difícil de digerir porque no es creíble, ni en contenido ni en
continente, y aunque con buena voluntad apreciemos cierto talento tras algunas de sus
canciones como “Girlfriend”, “When You’re Gone”, “I’m With You” o aquel “Complicated”, es
“Complicado” darle credibilidad a un proyecto que surgió de una jovencita de diecisiete
años.
Hace tiempo que Amaral sabe perfectamente que puede construir un setlist a prueba de
bombas –talento indiscutible el de la pareja zaragozana- como quedó claro una vez más: “Días
de verano”, “El universo sobre mí”, “Resurrección”, “Salta”, “Marta, Sebas, Guille y los
demás”, la maravillosa “Sin ti no soy nada”, “Toda la noche en la calle” o aquel “Moriría
por vos” fueron suficiente material para derretir a una parroquia que no dejó de cantar los
ya memorables himnos de un proyecto que este año cumple 32 años. Ahí es nada.
Antes de la presencia de Kasabian, una de las gratas sorpresas de la edición de este año fue
el proyecto multiestilístico de
Selah Sue. Elegante, sensual y con un
excelente registro vocal, el cancionero de la cantante belga –muy variado en géneros; capaz
de moverse con comodidad por el soul, el reggae o el rap- fue persuadiendo a una audiencia
que terminó sorprendida y convencida del enorme potencial de esta joven compositora de
Leefdaal.
Finalmente y como clausura al viernes,
Kasabian hicieron acto de presencia
a las dos de la madrugada sobre su reconocible pop de corte psicodélico, con un público
cansado. Lo cierto es que su último trabajo, “The Alchemist’s Euphoria”, no fue suficiente
combustible para una formación que fue de más a menos, motivando que el recinto se fuese
vaciando paulatina e irremediablemente.
El Cruïlla cerró su decimocuarta edición con una propuesta nostálgica dada la presencia de
Pet
Shop Boys, The Smashing Pumpkins y
Johnny Marr (The Smiths,
The Pretenders, The The…).
A todo esto, la apertura del sábado fue a cargo de la siempre reconstituyente concierto de
Calexico
que otorgó un nivel interpretativo al alcance de muy pocos. También muy destacable la
presencia de
Marala, un trio de mujeres que actualiza con talento
conceptos de la música tradicional. Por su parte,
Johnny Marr, guitarrista
de The Smiths y responsable de buena parte del material del grupo de Manchester, vino a
divertirse y lo consiguió recomponiendo un relicario variopinto compuesto por muchas piezas
de The Smiths como “Panic”, “Bigmouth Strikes Again”, “This Charming Man” o “How Soon Is
Now”, y algunas revisiones clásicas como aquel “The Passenger” de Iggy Pop. A pesar del buen
sabor de boca que dejó el guitarrista, todavía quedaban los dos cabezas de cartel del día:
Pet
Shop Boys y
The Smashing Pumpkins.
El dúo de synthpop británico formado por el cantante Neil Tennant y el teclista Chris Lowe
lo tenía todo a favor para comerse de un bocado a una numerosa audiencia rendida antes de
empezar, pero el bajo tono interpretativo de
Pet Shop Boys menguó
considerablemente un proyecto legendario donde encontrar himnos generacionales como
“Suburbia”, “Go west”, “West end Girls” o “It’s a sin”; ni tan solo aquel memorable “Where
the Streets Have No Name (I Can’t Take My Eyes Off You)” de U2 ofreció nada interesante.
Por su parte y a modo de cierre de festival,
The Smashing Pumpkins. Los de
Chicago salieron con buena parte de sus tres mejores discos, “Gish”, “Siamese Dream” y
“Mellon Collie and The Infinite Sadness” para abatir a una audiencia que esperaba ansiosa a
la banda. Abrieron con “The Everlasting Gaze”, “Doomsday Cloc” y una solvente revisión del
“Zoo Station” de U2, por el camino aquel “Tonight Tonight”, “Ava Adore”, “Disarm” o
“Jellybelly” para terminar con “Cherub Rock” y “Zero”. Sin duda, un concierto más musculoso
que preciso pero que en líneas generales convenció a un público que estaba más para pasarlo
bien que para cuestionarse el sonido…
En definitiva, buen balance para un Cruïlla que sigue creciendo, reinventándose y
arriesgando en su propuesta para ofrecer, año tras año, un cartel diferente y atractivo.
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